24 junio 2010

EL GRITO DEL MAÑANA

Por: Francisco A. Cordova Guzmán (Paco007)
Inclinado hacia tus ojos

en esta tarde gris,

con redes de colores

pretendo atraerte,

como atrae el pescador

la boca del pez;

hago señales

para que te des

cuenta,

pero todo es inútil

ni siquiera tus labios

vienen a mis redes;

será que el mar

atrae con más fuerza

tus ojos de océano

o tal vez la ola núbil

te defiende de mi?

mientras sigo inclinado

en la tarde protestante,

las aves de la noche

picotean las estrellas

con lentitud de amar

y la luna que se ausenta

entre besos,

galopa como yegua

echando espigas azules

sobre la tierra;

desesperadamente

mis palabras

convertidas en eco

me anuncian

que lo he perdido todo,

y en el silencio

de esta tarde malhadada,

siento un laberinto

de ayes

que van tejiendo

la sombra de la noche;

la lluvia que derrama

aún su débil cántaro

de ausencia,

se delata como cómplice

de tu cuerpo negado,

mientras la luna

violenta ahora con fuerza,

se pasea lejana

por las calles mojadas

las hojas

de plantas ingratas,

siguen en silencio

mirando quedamente,

como se derrumba

el alma;

la noche revestida

de caricias,

teje los besos

haciendo una alfombra

para que pase el olvido;

mientras se avecina

una cruel tempestad

que a no dudarlo,

hará que naufrague

éste amor,

que solo se ha quedado

sin la luz de tus negros ojos

y sin el abrigo de tus brazos,

que cruelmente

se extienden

en el horizonte

de la pena;

los viejos caminos

que me llevaron a ti,

ahora musitan

aquellas voces calladas

y la nostalgia de esta noche

lejana,

extraña la tarde

en que tu vientre

sintió suavemente,

el grito del mañana!




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