NUEVOS TIEMPOS
Dos lágrimas corrieron por sus mejillas. Se agachó y limpió el polvo acumulado durante casi dos años sobre aquel pedazo frío de mármol que servía de única identificación. Podía leerse: “María Azucena Infante Travieso” (junio 24 de 1987 – febrero 29 de 2012) Se levantó y miró en dirección Norte. Cerró los puños y pidió a Dios perdón para quienes no lo merecían. Volvió a bajar la vista. Dijo una breve oración y se limpió las lágrimas, tan amargas como el dolor que le embargaba. Un pequeño de cinco años llegó corriendo a su lado. -Abuelo, ¿y mamá? Me dijiste que la veríamos. -Aquí está, en su nueva casa –dijo el anciano en un susurro. Tomó al niño en sus brazos. Volvió a agacharse y colocó la flor que este traía entre sus manitos. -Hija mía, ahora ya no emigramos al Norte. Gracias a la nueva América que construimos para todos no tendremos que dejar nuestra tierra por una ajena, o por quienes nos desdeñan y persiguen y ultrajan y explotan…. ¡Al fin, por Dios, podemos llama