Por: Paco007.
Lejano o ausente,
mis manos abarrotadas
de sensaciones extrañas
y angustiadas por el tiempo
extraìdo de tus labios;
dolor omnipotente,
cercano a las auroras
donde todos los dìas
muere la gente.
Ansias de amar
y de participar en los ritos
mortesinos de una pasiòn
confidente,
extraña se siente mi alma
cual soledad suspirada,
en tropel de vientos.
Que solo me siento,
aùn cuando los rios
encharcan los pasos protestantes,
y una bùsqueda masificada
emprende sus himnos,
en la rutinaria marcha hacia la muerte.
Se detiene mi mano abierta,
en señal de acogida
a la caricia que abriga
los frios cuerpos de aquellos niños,
que cual pajarillos revolotean
el màrmol de tu corazòn.
Hay una muralla de gritos
que a lo largo y ancho del
tiempo,
se pierde en la sonrisa
perpetua de la muerte,
que continùa su marcha
disparando en los pechos abiertos de la vida
¡ ay quièn pudiera asesinar la muerte !
y convertirla en pètalos de rosa.
Mientras tanto,
hagamos una ronda
de corazones
y entreguemos a la madre tierra
nuestros llantos,
para hacerla parir lirios
y los eternos cantos
que se elevan como montañas
al paraìso prometido.