Todo nos extorsiona:
la propia vida, nuestros actos
lo que soy, lo que seré y lo que fui.
de lo que soy lo que vivo, mis cosas
aquella rosa y tus labios lejanos.
Esto que escribo y no se defiende
cobardía o afán de que lo leas.
la conciencia no se de quien, la mía
la mirada ciega, el pensamiento, tu mirada
la razón envenenada estirada en el verde de unos ojos,
las manos acrisoladas, la piel fría y tu que me desafías
nuestros recuerdos, los recuerdos, las soledades
las murallas llenas de besos, de campos rotos.
Los sueños tristes, los sueños alegres
el delirio cubierto de espumas, los deseos
el amor casi felino, tus pechos llenos de manos.
las manchas de aquel cuello y tus parpados afilados
en las fronteras del ser y no ser,
una historia de vida nos exige y cedemos. .
Afuera un cielo ajeno indolente
lleno de relámpagos sordos cobardes,
nos inquiere nos pregunta::
si somos frutos huérfanos de aire ,
si somos solo ecos de un gigante,
si somos cuerpos extraídos de otros cuerpos.
Échate en esta orilla cobarde,
no vuelvas los ojos hacia la tarde:
tú también eres parte de este día.
Extiéndete y respira tu aire,
trágate el polvo y apaga la hoguera que en ti arde,
Apura el ritmo de tus pulsos y cae pausadamente sobre tu sangre.
Cae perpendicularmente siempre soñando
y abraza las soledades de tu alma.