Al caer la tarde
en el campo amigo,
siento una nostalgia
que se expande
y llora,
por los angustiados
que buscan abrigo,
por los que anochecen
esperando lluvia,
por los secuestrados
de la selva virgen,
por todos aquellos
que no volveran.
El sol y la lluvia
juntos aparecen,
en verde romance
de luz y tiniebla,
el viento es testigo
del frio presagio,
que cala la ola
de un mar de ilusión.
Mientras mi oración
bendice al trigo,
los pájaros beben la luz
del jazmín,
para que el trino ruede
por empinados cedros,
donde el sol se arrodilla
y mi alma se une ,
a la ausencia
violada
por los vientos frios
y mientras termina
la liturgia de hoy,
mi diálogo germina y
llorando mi guitarra
te entrega mi voz.
te entrega mi voz.