Desde las raíces
del amor ciego
de las mariposas,
terrestre y vegetal
llega la madrugada
niña de la montaña.
Desde el mar
hasta el junco melódico
desde el acero a la paloma,
llega la madrugada
niña de la montaña,
con su penumbra trizada
por el miliciano sol
del claro olivo.