me pierdo en la temeridad de tus besos
y en la consecuencia de tus recuerdos.
Me pierdo resfriado en tu sonrisa
y en la calidez de tus caricias,
me pierdo sin pensar donde
ni esperar que me rescaten.
Me pierdo lentamente en tus penas
y en el verdor de tus sueños,
me pierdo en tus entrañas casi vírgenes,
en tus muecas y en tu misma cama.
Me pierdo en la flacidez de tus pechos
agobiados por tantas manos,
me pierdo en la palidez de tu rostro
y también en el tumulto de tus nalgas.
Me pierdo en tu aridez y voy recorriendo tu cuerpo
premunido de claveles y de rosas,
para dar sepultura a tu vanidad y a tu prosa.