De vez en cuando
cuando veo la tarde,
mis pensamientos
se quebrantan
y entonces se paraliza
mi voz
mi caminar
y hasta mi sangre,
poco a poco
voy reanudando
mis quehaceres
que siempre exploran
los más recónditos
secretos,
que como arcanos
resisten
hasta que mi fuerza
penetra con lentitud
pero con seguridad
hasta lo más íntimo
del secreto,
ahora aprendí a llorar
sobre una flor
de esas nostálgicas
que a veces nos detienen
y nos hacen recordar
tantas cosas,
pero para eso somos
para llorar,
aunque fingimos reír
cuando los días son libres
como los pájaros
que trasuntan toda
democracia,
los pájaros son la fuente
donde bebe la libertad
por eso amo a los pájaros
porque como yo cantan
una canción azul
y muchas veces roja,
ya son las seis de la tarde
y las plegarias
por el tonto Ciro
que desapareció en el Colca
comienzan,
sé que debe estar ya muerto
pero se entretienen
con una tonta esperanza
como el tonto de Ciro,
ya es tiempo de seguir
caminando
por montañas imaginarias,
es hora de decir stop
porque sino mi camino
se hace quieto y aburrido,
esperaré a ver si encuentro
una cálida mano
que abrigue mi frio
o simplemente
me acaricie el alma.