Refùgiame en tus ojos abiertos
o en tu sonrisa
limite de la tristeza
y la alegria
Porque temo al aire de la noche
que cala los barcos
de los atrevidos sueños.
Refûgiame del aguacero
y del viento,
hasta que los ojos de todos
sean hondos de sol,
como el paisaje libre
en el corazòn de un niño
donde enjambres de abejas
tiemblan de ternura.