Detén mis ansias, porque hoy
se escapan como espigas de trigo,
como huracanes desesperados de amor.
Detén mis ímpetus de libertad,
porque hoy están en la palabra
aferrados al sol y a la lluvia de tus ojos.
Detén mis pasiones,
porque hoy se desbocan,
atravesando los corazones
y se incrustan en el acero de tu voz.
Detén las olas de mi sangre,
porque los barrotes de mis venas están rotos,
convertidos en racimos de libertad.
Al fin soy libre, como pájaro al viento,
como verdad, libre como la sonrisa de los vientos,
como los besos de Dios.