Rojas tus mejillas
al despertar
abrazada del amor,
mientras soplaban
los vientos de mayo
apetecible de lluvia,
en aquella mañana
que navegaba
sobre colores azules
mirando una luna
asombrada que daba
paso al sol,
suavemente una estrella
rezagada en tus pupilas
se desvanecía
entonando con tus labios
una canción;
los arboles todos
remaban con sus manos
de ramas mientras
aparecia el sol
con una sonrisa ancha
y penetrante
y al mirarte toda,
cayo encima tuyo
mientras tu complicidad
fingia una noche
con luceros de fuego
que lentamente
escarbaban tus entrañas,
hasta que todas
las constelaciones
que miraban desde tus ojos
apasiguaron los gritos
que corrian por tus labios
saboreando el fruto
de tu cotidiana propiedad
y al cabo de un momento
se hizo la cruda realidad
repleta de angustias
y sobresaltos de dos seres
que pueblan el amor.
