Dormido en dulce sueño estaba
con aquel amor que tanto me gustaba
mientras el frió invierno languidecía
en mi cuarto sin luz el sol resplandecía
no obstante las sombras reales centellaban
como diamantes negros que
en la piel se me incrustaban
y entre alas de águilas secretas
mi cuerpo ansioso se encumbraba
como montañas consentidas por el cielo
y en preciosa ronda me entregaba
a ese amor que tanto me gustaba
y que en mis brazos dormida se quedaba
mientras el cielo con ojos de estrellas nos miraban
al despertar la busqué con tanto empeño
y al no encontrarla mis ojos se cerraron.