dimensiones del ayer,
los ojos coagulados de esperanzas
levantan su mirada vigilante,
sobre las dunas naranjas
de la vida.
Ha pasado tiempo
desde que enjuague mis ideas
y las puse a secar al sol de marzo,
y ahora tus pupilas protestantes
se abren paso en el camino tumultuoso
por donde las penas vagan.
Quiero refugiarme entre los aromas
de las ilusiones,
y atraer el mundo vegetal
donde moran la tristeza y el dolor,
déjeme quedarme en el ocaso
de un día paralizado en el adiós.
Es la hora de acariciar los vientos
y de teñirlos con la sangre de mis manos,
es hora de subir a las montañas
y bailar la danza de los horizontes,
para sentir nuestros cuerpos
acrisolados por el fuego de tus ojos.