Tus pechos son dos volcanes
de llamas incandescentes
donde mis manos labran
surcos profundos que palpitan
como lavas candentes;
tu pecho es mi lienzo
donde mi lengua indecente
dejo para siempre pintados
tus senos turgentes;
tu vientre es mi refugio
mi campo solitario
donde mi boca pasta
dejando huella indeleble
para el paso a tu mar
de mi intrepido velero;
tus caderas son mi montura
de intensas cabalgatas
y de atrevidos relinchos;
tus piernas abiertas
de par en par son la entrada
triunfal a tu ancho mar
de olas agitadas;
tu cuerpo es mi hogar
mi tierra fertil
mi campo y mi jardin
donde siembro las semillas
de flores ignotas.