Que decir de los dolores
incrustados hasta el alma,
que decir de la física agonia
de aquel que lleva
a cuestas su fragelo.
Será como trepanar
el cráneo,
sin anestesia
y sin piedad,
será como enseñar
en carne viva,
la poca resistencia
ante el dolor.
Llevar dentro de ti,
como a tus propios
ojos,
las sistemáticas
y perversas
punzadas del dolor
y a flor de piel,
llorar todos los días
implorandole a Dios
que cese ese dolor.
Dolor es la muerte
paralela,
es la prueba
suprema que da Dios,
dolor es aquello
que convive con la vida,
es la eterna
circunstancia del amor.