Dia abolido
por la quietud
de mis recuerdos,
dia abolido
porque no hay razones
para que exista,
mientras tomamos
una tasa de café
juego con la cuchara
y empiezo a darle vueltas
hasta marear el café,
que solo nos mira
con ganas de saborear
nuestras bocas,
y asi vamos terminando
asi nos vamos despidiendo,
luego de mirarnos
a veces fijamente
a veces disimuladamente,
cuantas tasas de cafe
hay en nuestros recuerdos,
cuantas cucharitas
habremos dado vueltas,
mientras nos levantamos
saboreamos los besos
que nos dimos,
era otro momento
era otra noche,
ahora estamos solitarios
y lo poco que hablamos
fue tributo
a nuestras mañanas,
de cualquier modo
hemos compartido
nuestras penas
y con los ojos de noche
nos vamos cada uno
con su propia mirada.