Agua mansa de lago cristalina.
Inocente como las rosas de otoño
y extensa como cordillera blanca.
Manojo de ilusiones de colores
que se dibujan en tus ojos.
Tus pechos dos meteoros
que explotan arrepentidos dejando
fuego en mis labios.
Serás por siempre la niña consentida
aquella seductora de la noche y la mañana.
Escuchame paciente que me quema
tu mirada.
Demuéstrame que me amaste y aún me amas.
Explicale a tu recuerdo que pasó.
Que perturbó tus sentimientos o
que provocó tu desamor.
Mañana y más mañanas olvidadas
no volveran, entonces dame una razón.