Mi mujer amada
se bañaba en el agua
y el agua la amaba
Las algas marinas
y el verdor campestre
y la tierra dulce
siempre la tapaban
los jilgueros trinaban
las palomas volaban
pero sus ojos
siempre soñaban
la luna clara
desde el horizonte
su rostro iluminaba
mi mujer amada
jamás caminaba
en carruajes de plata
halados por cines
por el ancho cielo
siempre se paseaba
y al alba sin mácula
recostada en oro
mi amada pensaba
no había tristeza
dolor ni esperanza
mi amada vivía
en eternas noches
de sueños dorados.