Era montones de tierra
esparcidas sobre tus labios
y lentamente se pierdían
al ritmo de tus caderas.
Era montones de lagrimas
pernoctando bajo la lluvia.
Era montones de ilusiones
dibujadas sobre el mármol
de tu cuerpo.
Era montones de luceros
que se apagaban al compás
de tu silencio.
Era montones de muecas
con colores morenos
que descansaban en tu esqueleto.
Era montones de soledades
que sangraban sobre tu ausencia.