POR: PACO CÓRDOVA GUZMÁN.
No necesito
ni tengo
porque prohibirte
nada,
tú estás prisionera
de mi piel,
del palpitar
de mi vida,
del atardecer
de mis labios.
Estas
dentro de mis cosas
de mi ropa,
dentro de
mi palabra
metida
en el fuego
de mi cocina a gas.
estas clavada
a mis espaldas
y respiras
de mi aire.
Eres mi pecado
y mi salvación,
llegastes
como un angel
de la guarda,
sinembargo
cuando amas
no tienes corazón.
Si voy al encuentro
de mis penas
estas alli,
si me alejo
a descansar
siento
tu cuerpo
sobre el mio.
Si en las horas
más aciagas
estás tu,
en el momento
preciso
estás junto a mi,
te trasladas
como viento
a mis quehaceres
y te siento
en mi silencio
como
mi propia vida.
No necesito
ni tengo
porque prohibirte
nada,
tú estás prisionera
de mi piel,
del palpitar
de mi vida,
del atardecer
de mis labios.
Estas
dentro de mis cosas
de mi ropa,
dentro de
mi palabra
metida
en el fuego
de mi cocina a gas.
estas clavada
a mis espaldas
y respiras
de mi aire.
Eres mi pecado
y mi salvación,
llegastes
como un angel
de la guarda,
sinembargo
cuando amas
no tienes corazón.
Si voy al encuentro
de mis penas
estas alli,
si me alejo
a descansar
siento
tu cuerpo
sobre el mio.
Si en las horas
más aciagas
estás tu,
en el momento
preciso
estás junto a mi,
te trasladas
como viento
a mis quehaceres
y te siento
en mi silencio
como
mi propia vida.