Me pareció el grito de un alma
que vagaba en el desierto.
En el desierto de las falsedades
donde moran los demonios
que nos gobiernan.
No sentí miedo ni asombro.
Me pareció mas bien repugnante
reaccionar y ver a la gente
empecinada en seguir
eligiendo a gente falsa
corrupta y vergonzante.
A veces pienso
que las mayorías pusilamines
se sienten felices de joder a la Patria.
No entiendo singularizando a los pobres
como se comportan igual
que el empresario matón
prepotente y vividor.
No se pero algo tenemos que hacer.
Algo muy grande para cambiar
el alma de la gente...para voltear
esta manera de vivir que ya se hizo costumbre.
Mañana tal vez se haga luz en las tinieblas,
y las nuevas auroras sean motivadoras
de la nueva fuerza, de las nuevas almas.