Nadie es libre
y todos somos presos.
Nadie es libre.
Somos prisioneros
de nuestros propios deseos,
de nuestros yerros
y de nuestra vida.
Semejamos una càrcel.
Donde el patio de recreo
es el mundo,
las anchas avenidas
y los más bellos jardines.
Nuestra pena es el secreto
que llevamos muy dentro,
son los silencios
y nuestras penas.
Nuestra condena acaba,
cuando acaba el pensamiento,
cuando se apaga la vida
y nos llaman muertos.