Extraño tus labios fàciles
de mariposa dorada,
suave y triste
que se posa,
en cada flor
o se moja,
en las olas
de un mar apasionado.
Extraño el encanto
de tu cuerpo,
tus pechos tibios
que daban alimento
a mi boca,
extraño tu voz
y a veces tu corazòn de roca.
Extraño los orgamos
repentinos,
sedientos
sudorosos,
que ardian en mis labios
cuando recorria
la hermosa mansiòn,
donde nace la vida.
Extraño plenamente
tus deseos,
tu entrega brutal
y la caìda mortal
de tus pasiones,
exraño
cada segundo de ti,
extraño
ese olor de mujer,
cual pètalo de rosa,
que me dio tanta sed
y me hìzo sentir,
màs hombre
en tu lecho de diosa.
Extraño tu dèbil voz
y tu trasero tan bello,
como pintura de Van Gogh,
de Botticelli o de Miguel Angel,
te extraño mujer por ser mujer
y sobre todo por ser un angel.