Seguramente era una noche de Octubre
m Seguramente era una noche de Octubre
más o menos fría, cuando los dolores
apuraban a mi madre a echarme
por burlón, mientras yo
preparaba mi mudanza
que penosamente consistía
en una guitarra de lata o sea de mentira
y en millones de palabras de bufón;
fui balbuceando con placer
mis pocas alegrías y empecé a crecer
al lado de la tristeza y del dolor;
y soñaba en un mundo de ilusiones,
sufrí sin pelota y bicicleta
y jugaba con mi guitarra de cartón,
reí como nadie en esta vida
y aunque no jugué con pelota y bicicleta
me acariciaba la mano de mi madre
en las noches de vigilia y frustración
en aquellos días deseaba ser muy grande,
me gustaba cantar y cantar y cantar
y aunque no me crean tenía y tengo buena voz;
jugué al teatro y también me enamoré
pero mis zapatos bloqueaban mis salidas,
mi colegio fue refugio fue mi guía,
amé mucho a mis cuadernos a mis libros
compañeros de dolor,
no me gustaba su olor pues no eran nuevos
me limité a llevarlos con amor;
fungí de mono cuando trepaba los árboles
y allí me quedaba dormido
y soñaba que comía besando las manos a mi madre,
le agradecía por la vida y el abrigo
por la caricia que me hacía cada mañana
cuando con hambre a mi colegio partía
saboreando pena y dolor;
fui creciendo más y más y aquel colegio
siempre amigo tesoro de mi dulce infancia
caramelo de mis deseos ocultos,
sin dejar de ser mi refugio un día,
apareció lejano de mi vida,
sin querer lo había abandonado
y en un discurso que remece mi vida
le prometí despertar de mis sueños
y respirar el aire de la vida,
comer el amargo fruto de la tierra
y dejar de creer que es ilusión;
y me percaté que vivir la vida,
era desigual, pues mientras unos
disfrutaban alegrías yo las fui construyendo
con tazón y jamás se apagará mi voz
ni las cuerdas de mi guitarra de cartón,
seguiré protestando a la injusticia,
diciéndole mierda a la mierda
y sacándole al mundo la madre;
y así me hice pues
me hice como soy
y me rio de los que todo tenían
porque los que nada tuvimos
, ahora nos invade la alegría
y con amor nos entregamos a Dios. Fría,
cuando los dolores
apuraban a mi madre
a echarme por burlón,
mientras yo preparaba mi mudanza
que penosamente consistía,
en una guitarra de lata
o sea de mentira
y en millones de palabras de bufón;
fui balbuceando con placer
mis pocas alegrías
y empecé a crecer
al lado de la tristeza y del dolor;
y soñaba en un mundo de ilusiones,
sufrí sin pelota y bicicleta
y jugaba con mi guitarra de cartón,
rei como nadie en esta vida
y aunque no jugué con pelota y bicicleta
me acariciaba la mano de mi madre
en las noches de vigilia y frustración;
en aquellos días deseaba ser muy grande,
me gustaba cantar y cantar
y cantar y aunque no me crean
tenía y tengo buena voz;
jugué al teatro y también
me enamoré pero mis zapatos
bloqueaban mis salidas,
mi colegio fue refugio fue mi guía,
amé mucho a mis cuadernos a mis libros
compañeros de dolor,
no me gustaba su olor pues no eran nuevos
me limité a llevarlos con amor;
fungí de mono cuando trepaba árboles
y allí me quedaba dormido
y soñaba que comía
y besando las manos a mi madre,
le agradecía por la vida
por el abrigo por la caricia
que me hacía cada mañana
cuando con hambre a mi colegio partía
saboreando pena y dolor;
fui creciendo más y más
y aquel colegio siempre amigo
tesoro de mi dulce infancia
caramelo de mis deseos ocultos,
sin dejar de ser mi refugio
un día, apareció lejano de mi vida,
sin querer lo había abandonado
y en un discurso que aún remece mi vida
le prometí despertar de mis sueños
y respirar el aire de la vida,
comer el amargo fruto de la tierra
y dejar de creer que es ilusión;
y me percaté que vivir la vida,
era desigual, pues
mientras unos disfrutaban alegrías
yo las fui construyendo con tezón
y jamás se apagará mi voz
ni las cuerdas de mi guitarra de cartón,
seguiré protestando a la injusticia,
diciéndole mierda a la mierda
y sacándole al mundo la madre;
y así me hice pues
me hice como soy
y me rio de los que todo tienen
porque los que nada tuvimos,
ahora nos invade la alegría
y con amor nos entregamos a Dios.