Que lentas son las horas
cuando tu no estas,
que aciagos presentimientos
invaden mi ser,
parezco un viento caìdo
ahogado en mis ojos,
la noche va cayendo repentinamente
y las nubes nublan mis ilusiones,
todo está consumado
y desde mi cruz te sigo,
hay una luz que inunda
un camino mortecino,
tal vez sea aquella rosa roja
que deslizó mi mano
un dia como hoy,
triste y sin rencores.