Recuerdo las tardes morenas
en las que cargado de sueños
jugaba y hablaba a solas
con la lluvia e imaginadas montañas
recuerdo los silencios de mi hogar
con los que jugaba mientras mi madre
estaba lavando o cocinando o
a veces cantaba tangos otras lloraba a solas
con lagrimas de tiempos hondos
que se escapaban de los luceros de su alma
recuerdo aquel tras-patio de mi casa
que se acariciaba
con el aguacero de lluvia invierno
en el cual jugaba conversando
con obreros imaginarios
que tendían techos para abrigarnos
recuerdo la fatiga diaria
que me acompañaba como lagrima
de los ojos más bellos jamás soñados
recuerdo cuando pasaba meses
sin salir de casa
debido a mis zapatos rotos
y a la vestimenta surcida
que se rompía a la menor fricción
recuerdo la nostalgia de ilusiones
que me rodeaban por mi cuello
como un rosario de deseos
y esperanzas
recuerdo las ganas diarias
de comer dulces
o simplemente algo nutritivo
que me negaba la vida
y no me quejo de la comida
preparada por mi madre
porque era delicia porque la preparaba
con sus manos de ángel
recuerdo cuando cansado y con fatiga
me quedaba dormido
y despertaba acariciado y abrigado
por los besos de mi madre
recuerdo las navidades tristes
que se alegraban
con un nacimiento bello pero apagado
recuerdo tanto tanto
y me duele el alma lacerante
de no haber habido tiempo
para darle todo lo que hoy
puedo darle al ser más lindo
que me dio la dicha de recordarlo.
Yo estoy seguro que en alguna
estrella no muy lejana
vive y me alumbra mi madre.