31 diciembre 2008

UNA NUEVA AURORA COMIENZA

Por:Paco007
Son las seis de la tarde,
de un dia ya olvidado
perdido en las nostalgia,
de recuerdos mancillados
atrapados en la quitud
de la indiferencia
y del desprecio.

Asi somos los humanos,
ingratos
y senciblemente,
saturados de nuestros
quehaceres
y sin darnos cuenta,
entramos a jugar
con los ojos del tiempo.

Ahora que estas,
humedecida
por la lluvia de tus ojos,
reflejando el arco iris
de tu belleza,
ahora que estas harta
de sonreir,
reclinate suavemente
sobre el altar de tus visiones
y eleva tu plegaria
de tristeza,
sobre los dìas grisis
en los que la pena,
te cercò
convertida,
en un mundo sin cabeza.

Son las seis de la tarde,
falta poco
para celebrar
el holocausto de tu indiferencia,
para entregarte las cenizas
de millones de niños,
que se cremaron
al son de la indolencia,
tuya y mia
y de los que realmente
asesinaron su inocencia.

Una nueva aurora
comienza,
una nueva esperanza
renace,
ahogada en el dolor
y en la inclemencia,
nuevos racimos de paz
estan abortando,
al borde
de nuestras culpas,
nuevos còlicos de hambre
se avecinan
y solo podemos
seguir gritando,
para que cese
la muerte
que en lluvia de sangre,
nos hace temblar
de frio y de verguenza.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

¡ FELIZ AÑO ! PACO, SABIA QUE AL ENTRAR HABRIA ALGO NUEVO Y PUES TE DIRE QUE TU POESIA CONTIENE UN MENSAJE SOCIAL QUE TODOS DEBEMOS ASIMILAR...BESOS Y CUIDATE.

Anónimo dijo...

Muy sentido tu poema, pero lindo de verdad.Deseo que pases un año nuevo feliz y que sigas escribiendo te quiero amigo. Marce.

Anónimo dijo...

Fin de año y sigues escribiendo poemas tan preciosos, todos me gustaron pero mas fue Pedazos de Amor,cuidate amigo y FELIZ AÑO. Claudi.

Anónimo dijo...

FLIZ AÑO PACO..SIGUE ESCRIBIENBDO TU VALES MUCHO AMIGAZO TE QUIERO MONTONES. Cynti.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y, otra vez, con el ala a sus cristales
jugando llamarán;
pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
sus flores se abrirán;
pero aquéllas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate:
¡así no te querrán!