Escuche una voz
y las hojas esparcieron
sus cenizas contra los vientos,
rompiendo suavemente
el silencio,
que abrigaba con dulzura
la corteza de los últimos
arboles aun con vida
y el verde olivo
reflejado en tu mirada,
descifro la senda
que nos lleva a la vida,
donde el tiempo y la nada
se fusionan y desprenden
como rocas llenas de historia,
detenidas esperando
tu paso lento y firme,
mientras todo se transforma
el cielo en sangre
y el alma en oro
la tierra en polvo
y el hombre en lagrima,
sobre los margenes
indefinidos de la luz.