Una melodía suave
casi moribunda
lejana y armoniosa,
esta en mis oídos.
La escucho pensando
y acariciando al tiempo
como cuando te escuchaba
cuando te tenia.
No la puedo detener
como a tus labios
cuando me susurraban
el eterno ¡yo te quiero!
Me duele el alma
y no puedo hacer nada.
Se adentra en mis vísceras,
en mi sangre viva,
calma mis heridas
como calma el viento
mi resignación y tu partida.
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