Un perfume
unas ganas
y un te quiero
van penetrando
en mis manos
hasta seducirme
como guitarra
cuando estoy harto,
y difícilmente
puedo huir de ti,
tu cuerpo
es como imán
que atrae mis temibles
caricias
y no sé por qué
empiezo a besarte
toda y todo,
a la luz mortecina
de tus ojos
que poco a poco
no iluminan,
llevo mi boca
como cruz a tus pechos
y en ellos se queda
hasta succionar toda
la dulzura que exhalan,
mientras tu cabeza
se aparta hacia atrás
sigo disfrutando
de tus pechos
turgentes,
hasta sentir tu grito
como concierto eterno
de quejas perpetuas,
ya quiero penetrar
tus entrañas
necesito inmolarme
en tus besos
y sigo allí
crucificado
en tus brazos,
esperando
gritarle a la vida
reclamando
por qué me ha
abandonado.
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