Advierteme
de la soledad de las
montañas,
de la quietud de los campos
y de la fuerza
de los vientos.
Advierteme,
de la ira de los mares
y de la suavidad
de las flores,
de la ternura de las madres
y de la sonrisa de los niños.
Asi estarè atento
del renacer
de la tierra,
del despertar de la aurora
y del nacimiento
del nuevo hombre,
que parirà la vida.
Al fin llegarà,
como manantial de agua viva
la justicia de los pobres
y el canto de la alegria.
de la soledad de las
montañas,
de la quietud de los campos
y de la fuerza
de los vientos.
Advierteme,
de la ira de los mares
y de la suavidad
de las flores,
de la ternura de las madres
y de la sonrisa de los niños.
Asi estarè atento
del renacer
de la tierra,
del despertar de la aurora
y del nacimiento
del nuevo hombre,
que parirà la vida.
Al fin llegarà,
como manantial de agua viva
la justicia de los pobres
y el canto de la alegria.
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