04 diciembre 2022

temo la mirada ingenua de los niños




Temo al presente que me tiene aprisionado,
temo los aguaceros de junio
y la palidez de sus días,
temo la repetida melodia
de los zorsales en las noches frias
y las caricias de un cielo sin estrellas.
Temo los labios en la frontera,
los frondosos bosques
y la lánguida espera,
temo al amor desesperado
y a la pasión que domina
los oscuros contornos de la noche.
Temo la mirada ingenua de los niños,
que reclaman el pan de su mañana,
la traición de esa mañana
que en vez de pan les dá la muerte.
Temo el sudor de los rios,
que llenan su cauce
y en vez de agua,
nos dan la furia de lodo y sangre
de piedra y muerte.
Temo las sórdidas miradas
de los ansiosos reptiles,
que cual engañoso humano
está presto a convertirnos en polvo
o simplemente en su carnada.








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