Eres como una flor
sin aroma,
como un canto
sin sentido,
con rostro adusto
y el corazón
dormido;
surges de una oscura
remembranza
o de un olvido
terco e involuntario,
sórdida fantasía
de un ayer sin día,
de un sueño embriagado;
mujer de sexo amanerado
fría si y sin belleza,
torpe si y sin razón,
acaso fuiste un error
de la naturaleza
o tal vez una aparición;
para nadie nada fuste en la vida
ni siquiera existes
y si existes seras
en esta vida
solamente espina y dolor;
aléjate como la niebla
que nadie notara
tu desventura,
princesa de penumbra
y amargura.
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