Te conozco tanto,
como al agua diaria
y tanto más que al aire que respiro.
Te conozco de siempre
y sobre ti no hay nada nuevo.
Estás tal como eras
y llena de secretos
y aunque fueron gastados,
mantienen su curiosidad.
Te conozco y eres la misma,
aquella sin sentimientos
que a lo largo de la vida,
no le interesó mi pensamiento.
Te conozco y eres tu misma,
la que todos querian,
a la que siempre probaban.
Te conozco y a pesar de tanto tiempo,
sigues como el sol dando su luz,
como el aire dando vida
o como la tierra germinando frio.
Te conozco como a las palmas de mis manos,
como a mis propios ojos miope,
como al mar donde han naufragado tanta gente.
Te conozco con razones recortadas,
sin pasión casi olvidada.
Eres la misma de ayer y de siempre.
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